miércoles, 13 de noviembre de 2013

Principio o fin.

9:00 a.m  Buena carrera de 8 km con un tiempo de 42 min. para despejarnos y recordar cómo empezó mi pasión por el runnning.


Por cada corredor que recorre el mundo participando en maratones, hay miles que corren por el gusto de escuchar las hojas y la lluvia y que esperan que llegue el día en que les resulte todo tan fácil como a un pájaro volar. Para ellos el deporte no es una prueba, sino una terapia; no es un desafío, sino una recompensa; no una pregunta, sino una respuesta.
George Sheehan

Hace cuatro años vivía sumergida en una cueva, dedicándome a un vacío interior día y noche sin pausa, sin comprensión alguna, estaba muerta en vida, obsesionada con diferentes temas que perturbaban mi persona y desvalijaban mi identidad lentamente hasta engullir todo aquello que me convertía en la persona que era hasta llegar a  quedarme en la nada más absoluta, perdida en el abismo existencial de mis días sin sentido.
Cuando te quedas en blanco, intentas a veces escribir un nuevo guión para tu vida, ¿quién eres? ¿qué quieres? como cuando empieza el año, los nuevos propósitos, intentas ponerte en forma, una silueta deseada, una mente dura y resolutiva, superarte a ti mismo, afrontar retos y huir o escapar del agujero, ser fuerte, en definitiva, exigirte. Algo que me hiciera de hierro y me diese ligereza al mismo tiempo.
Yo elegí correr.
Desde entonces corro, corro las avenidas, las calles, los parques, los puentes, voy corriendo cargada de dudas ocultas, de sentimientos que tengo enraizados en mis entrañas y que en cada carrera descubro en las profundidades de mi pensamiento pétreo.
A veces corriendo tengo miedo, siento angustia, no se que voy a descubrir, corriendo me curo y también sufro, me duele el cuerpo. Cuando te centras en tu interior, te autoevaluas, te psicoanalizas, te haces psicólogo de ti mismo, te interrogas, te descargas, te concentras . Trabajas esos nudos emocionales que están tensados, esos músculos que están engarrotados y encuentras poco a poco esa calma que has salido a buscar.
Correr a veces, casi siempre resulta duro, es un esfuerzo, disciplina y constancia, un sufrimiento  con diferentes niveles que cada uno esta dispuesto a soportar y a exigirse, y que al mismo tiempo te recompensa con ese mismo nivel de satisfacción, esa es la clave.
Uno sale con todo el peso del mundo sobre sus hombros, cargado de negatividad y pesimismo, desconsolado y al cabo de unos instantes , se va encontrando con un yo liberado, más relajado, con menos angustia, concentrado en los puntos de dolor, esos nudos en los que ahora ya sabe que tendrá que trabajar para poder desontracturarlos a modo de fisioterapeuta y psicólogo, hasta encontrar alivio y sosiego.
Se dice que los keniatas son los mejores corredores del mundo, los más resistentes los más veloces, además de una gran fisionomía existe factores psicológicos que los haces mejores corredores. Y es principalmente por el sufrimiento y la culpabilidad que desde pequeños han sufrido por si llegaban tarde a la escuela, por la circuncisión y ablación del clítoris, por su calidad de vida y circunstancias de vida tan precarias. Saben que para huir de esa vida la única salida es ponerse en la meta de un campeonato a nivel mundial y por ello deben convertirse en los mejores corredores del mundo.
A día de hoy, sigo en mi cueva, pero huyo de ella y salgo a correr las calles, salgo a curarme, a hacer terapia  y me ayuda, hace casi cuatro años hice mi primera carrera, la I Carrera Proniño de 5 km quedando 2ª Senior Femenino con un tiempo de 23 min cosa que me animó muchísimo y al ver que se me daba bien ya me aficioné y me metí 100% en el mundo del running.

Puede que no eligiese lo más acertado pero ahora necesito correr para sentir la vida fluir en mi cuerpo que a veces siento que se paraliza y se bloquea, quiero que mi corazón bombee, busco en mi interior sentimientos y reflexiono sobre ellos, llego a casa los escribo e intento moldearlos para que se hagan menos dañinos, a veces las emociones son difíciles de digerirlas y las escondemos, o las asumimos e inconscientemente las vomitamos y vuelven a aparecer, Necesito que mi corazón lata con esa fuerza por ello seguiré corriendo y fluyendo a través de mis letras y zancadas para encontrar esa libertad que me haga salir de mi cueva aunque sea por un  rato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario